Amar las flores

Texto para la charla “Proyectos, acción política e investigación” del foro de la Diplomatura de arte y género. Dirigido por Kekena Corvalán.

¿Por dónde comenzar? ¿que contar? ¿desde dónde? ¿Cómo contar?

Soy hacedora visual, de núcleo: pintora ¿Por qué contar con la palabra y no solo la imagen?

El por qué, porque necesito decir, porque nunca me fue fácil el decir con la palabra, y siempre me dio miedo, y aquí digo la primera palabra que es un mundo y paraliza, me paraliza, pero decir hace visible, desarma, saca, une con otres, hace red.

No paraba de dar vueltas con los pensamientos, que inevitablemente en mí, navegan siempre en imágenes, imágenes que hoy intentaré tejer con palabras.

Había algo que me daba energía y confianza: estar en este espacio, la escucha de los otros encuentros, compartir el último encuentro del foro, escuchar todos los otros, me habían dejado muy conmovida, sumamente sensibilizada, con mucha energía del movimiento de esos haceres y vidas compartidas.

Escuchar a les artistes sobre su hacer, sus acciones hoy y desde sus inicios, sus miedos, sus circunstancias, sus condiciones, sus luchas, su hacer redes, su reflexionar, sus reflexiones, el abrir el corazón, contar con calma, sinceridad, amorosamente, contar los temas que les atraviesan el día a día, el comer, el limpiar, el hacer trámites, el criar hijes, el estar con tu compañere, hacer museos, habitar, ser, hacer, soltar, escupir, cuestionar, poetizar, romper, luchar, pensar, repensar, accionar, recontrareflexionar el mundo que viven y que se vive de violencia, violaciones, racismos, éxodos, genocidios, discriminación, opresión…

Así que lo primero es agradecer a cada une, que abran así sus corazones y sus historias y lo segundo es que sepan que me voy a copiar muchas cosas, y reivindicar el hecho de copiarse, copiar el bien, porque es tomar y seguir tejiendo, es tomar y hacer crecer el abrir, es tomar lo que a mí no me sale de forma fluida que es la palabra tejida en un bordado de pensamientos, que no dejo de intentar. Copiarme de aquellas y aquellos que me vuelan la cabeza de emoción, dan fuerzas y desmantelan opresiones. Copiar como agradecer.

Por eso decido escribir, y me copio de Natalia Iguiñiz, porque eso me da un camino, para no derivar. Poner palabras a algunas cosas, y seguir poniendo muchas palabras y renombrar las cosas, y ahí, no sé si me copio, pero traigo una parte de lo que me dejó Duen Sacchi. Y mostrar cosas que nunca mostré y ahí me recopio de Claudia Casarino, que casi me estalla el corazón con sus palabras, su historia, su obra y su voz.

Y escribo un devenir que me hizo observar y repensar mi amiga Loreu, y así, en ese pensar, vi el cielo de estrellaspersonascorazones, que son los seres de mi tejido-estelar-emocional del día a día, con los que voy compartiendo la vida, y me acompañan siempre.

Comienzo a mostrar y mostrar contando.

Lo primero que me venía al corazón, y que me suena todo el tiempo en el hacer, es que quiero ROMPER TODO. Y me uno y confabulo con la rabia escuchada, y copio a Donna Haraway en su decir y pensar mundo.

Y ahora digo y suelto la rabia, que es el romper todo, la rabia por tener dudas, miedos, por sentir que siempre hacía poco, que llegaba tarde, que la edad siempre era la incorrecta, que tenía que hacer esto y no aquello, por las opresiones, los deber ser, el haber estado de lados, que hoy certifico, que no quiero, por no ver a tiempo, por no ver, por pensar que no veo, por lo “legitimado”, pero paro y me calmo, como el mar. Porque hoy, todo lo vivido, me trae hasta acá y este compartir, y ver todo un tejido, todo lo tejido, que sí es lo que quiero, que amo, que me hace bien, que hace el bien. Y sentir y entender, que la salida es colectiva. Estar en un tiempo de luchas, de lucha de las mujeres, que es vital, y cito unas palabras de Donna Harawey: “Importa que pensamientos piensan pensamientos. Importa que conocimientos conocen conocimientos. Importa que relaciones relacionan relaciones. Importa que mundos mundializan mundos. Importa que historias cuentan historias”

Así mostrar imágenes, pinturas, atravesadas por la vida día a día. Reflexionar, ver y hacer con los otres, como este diálogo, para entender. Ese día a día, es desde el cocinar, el mirar el sol desde Lanús, ver a la vecina barrer la vereda, tomar mate con los afectos, ir a Antártida, comer al lado de un lago, esas son partes de mis historias, son las que cuentan mi historia.

Las imágenes arrancan con unas pinturas y dibujos de los ’80, en mis dieci tantos. Que nunca mostré, junto a otras en la presentación, que tampoco se vieron.

Sigue una secuencia de 15 diapositivas que concentran los ’90 al 2006 aprox., un camino muy sinuoso, donde desde fines de los ’90 compartí mucho tiempo de vida y hacer, con un artista: Guillermo Roux, donde atravesé mi propio estigma y mandato de tener un maestro, porque eso fue una búsqueda mía, más allá del otre con su parte. Esto no lo digo por hacer una crítica negativa, sino para soltar ya algo que tuvo su tiempo, que tuvo tiempos valiosísimos que hacen a mi historia y también me traen hasta acá, en medio de un tiempo que tuvo intensos fuegos cruzados, donde hoy cada uno, reafirma sus historias, lo que busca, buscaba y está en las historias que cuentan la historia que elige cada une.

Decir descomprime, reconfigura, hace compost, para volver a que las cosas se pudran y vuelvan a reconfigurarse.

Luego de ROMPER TODO, arranca otra cosa, un abrir. Un navegar hacia aguas profundas figurada y literalmente.
Viaje Antártida en el Rompehielos Argentino, me rompo las muñecas, Antártida desde Lanús, semillas que hacen bosques, semillas en el agua, rompo una puerta y camino el pasillo de la casa abandonada de mi abuela, y se arma la muestra BOTÁNICA junto a Olga Correa como curadora, armamos la muestra en el jardín de la casa de mis viejos, luego fue en la Galería de Roxana Olivieri, una de las hermosas personas de mi vida.

BOTÁNICA, ECOSISTEMAS, NEGRO, BLANCO, CUADRADOS, TODO JUNTO, NUBES, MONTAÑAS, VIAJE AL SAHARA OCCIDENTAL, BORDADOS COLECTIVOS, HOY PINTURA DE Y CON FLORES.

Viendo las pinturas en mi hacer, tengo 51 años. De algo no me moví, siempre la naturaleza no humana fue mi centro interior, la vegetación en especial, y las flores como el eco persistente en las imágenes. Es lo que me inquieta, y desde donde elijo hacer, con pasión para hacer con y desde mi humanidad.

Pintar flores es un acto de romper todo, de romper todo lo que me oprime, lo que establece dogmas, lo que cuarta, lo que propone un orden como el válido, lo que estigmatiza. Al menos eso va siendo para mí el pintar flores. Reinventar la imagen de las flores, no porque invente imágenes extraterrestres, sino porque cada imagen pintada es una imagen nueva, pintar todo el tiempo lo mismo, que siempre es diferente. Hacer con y desde ese afuera, que no tiene nombre ni lo necesita para estar. Confabular, componer, pintar, bordar: montañas, pastos, flores y pensar eso junto a lo humano que soy, hacer con, no por su denominación, o espacie, o “genero”, sino por su poder y potencia, potencia de mantener una continuidad, de estar, de su magia eterna, de su efímero tiempo como en las flores, o los tiempos extrahumanos de una montaña, y sus eternos ciclos de sostener el mundo. Para vivir eso, mi hacer tiene mucho tiempo de la pintura frente a las cosas, las pinto en vivo, delante, con el tiempo de las cosas, es un dialogo que intenta abrazar distancia, formas, colores con todos los sentidos y la pintura como testigo.

Y siento que en la botánica se tendría que romper todo, porque como las flores no necesitan nombre para estar, tampoco tienen un determinado sexo. Por lo que sería maravilloso abrir la taxonomía a otras formas de nombrar. No sé cómo sería, pero creo que es un buen camino, como el lenguaje inclusivo, que me cuesta y no me es propio, pero sí quiero esa lucha y si no lo intento, y me sumerjo, las cosas no se abren, no se cambian, no se mueven.

En ese camino de pintar lo despojado de humanidad, salté de continentes. Anduve distancias físicamente, persiguiendo algo, que no sé qué es, pero sé que lo tengo que hace, que lo tuve que hacer, para que hoy encuentre, de alguna forma las palabras con las que cuento, y hacer pinturas que hoy no encuentren clasificación, que se entrelacen con un mantel, que se pueda llevar en un bolso, que sea bolsa, que cargue historias, que se planche, que se doble, que este realizado con materiales que no superan la edad humana y otros sí, ROMPER TODO, romper para mí “la pintura de caballete”, como se dice. Mi pintura no sé qué es, me cuesta nombrarla, porque en este tiempo de ROMPERTODO, trato de hacer algo con la pintura y no quiero que sea clasificable, porque necesito, que lo que hago pertenezca a la naturaleza, a eso que es con muchos nombres, tantos como seres y sentires, y que también muera, resurja, cambie en el devenir de los tiempos.

Marina Curci
26 de mayo 2021